Por Blanca Teresita Ayora de Pacheco
(14 de septiembre de 1970)
¡Tierra del corazón!, en la dulce hondonada;
como intensa caricia, hecha por el Señor
¡Ludo!, mi bella tierra; mi casita adorada;
calor hondo y querido de mi primer amor.
Aquí yo vi la luz de este cielo divino;
y, aquí, me brindó la escuela amor y educación;
por tus bellos rincones yo encontré el camino,
para amar a la Patria, a la Madre y a Dios.
Tus caminos me llevan a la tierra del mundo;
y, a veces, soy ingrata, porque me fui de aquí;
llegué a ser inmigrante; pero mi amor profundo
nunca será de otros, solamente de ti.
¡Ludo!, dulce terruño, yo volveré algún día;
Y en la dulce oquedad que circunda tu lar,
He de cantar, gozosa, con toda mi alegría:
Ludo, tu eres mi cuna, mi Madre, mi eterno hogar.