Por el Padre: José Bolívar Jiménez Álvarez
Quito, 5 de agosto del 2002
Hoy que jubilosos tu consagración celebramos,
Inmenso gozo sentimos en el alma;
Luces de esperanzas realizadas nos inundan, porque
Dios que te llamó a la humana existencia,
Asociarte ha querido también a su faena.
María Mazzarello que inspiró tus anhelos,
Al trabajo diligente te invitó temprano.
Recibiste el llamado y la aceptaste,
Iniciando luego entusiasta el sendero
Amparada por Don Bosco y su promesa.
Juventudes han pasado por tu estancia,
Inquietas de conocer verdades plenas;
Mitigaste, estoy seguro, esos anhelos,
Evangelio de Cristo hecho alimento. Entretanto...
No olvidaste la plegaria por tu cuna, ni
El fraternal afecto a tus amigos,
Zafiros de nobleza inquebrantable.
Ahora que contemplas extasiada
La calzada de huellas tapizada, de
Virtudes y defectos superados;
AL Señor de todo bien dale las gracias,
Ríndele pleitesía imperecedera,
Emprende nuevamente tus empeños, hacia el
Zenit eterno y sin ocaso.