Para hacer una remembranza histórica de Ludo lo más fiel posible durante el siglo XX, es conveniente fragmentarla en periodos; puesto que, tan solo con un poco de observación y sentido común, es fácil detectar circunstancias, vivencias y aspiraciones particulares en las distintas generaciones que se han ido sucediendo a lo largo de esta centuria y hasta nuestros días, a las que debe dárselas la importancia debida.
Como testigo, al menos en una gran parte del siglo, del devenir cotidiano de mi tierra natal, considero que son tres las facetas en las que podría hacerse esta división, tomando en cuenta para ello, el contexto general de la historia universal; que quiérase o no, afecta aunque tardíamente, en los pequeños poblados de cualquier lugar del mundo. 1.) El Ludo clásico, 2.) El Ludo de la transición y de la crisis; y, 3.) El Ludo actual, el del siglo XXI, que se perfila con futuro prometedor.
El Ludo clásico
El "Ludo clásico" corresponde a los primeros sesenta años del siglo.
Con familias tradicionales, aunque ciertamente carentes de caudales económicos, como los Brito, los Álvarez, los Samaniego, los Pesántez, los Jiménez, los Ayora, los Alvarado, los Granda, los Delgado; pero también los Sangurima, Taza, Cajamarca, Matailo, Quituizaca, Carchi, Tomín, Morocho, Fernández, Fárez, Jarro, etc. Ludo tiene que hacer frente a los retos que le imponía el hecho de haber sido elevada a la categoría de parroquia eclesiástica; para lo cual -como anota Luis Cordero Crespo, nieto del Insigne presidente, que tiene el mismo nombre y apellido-, recibió un gran impulso del Doctor Miguel Cordero Dávila, quien tenía una propiedad en el sector La Cría. En un artículo titulado: "Un pueblo y un sacerdote", para conmemorar el 1r aniversario de ordenación sacerdotal de este servidor, publicado en el Diario El Mercurio, el 12 de diciembre de 1982, este connotado escritor dice: "La erección eclesiástica de Ludo la promovió mi padre Doctor Miguel Cordero Dávila, quien poseyó hasta su muerte, ocurrida en 1936, un fundo agrícola en la jurisdicción de ese pueblito" [1]
No había carretera, como tampoco la tenían las poblaciones vecinas; la trocha recién llegó en 1958, trabajo que se realizó a través de mingas y la cooperación de la "Misión Andina" [2]. Todo se transportaba a lomo de acémila. Las tiendas de abarrote, como las de los señores Cristo Matailo y Melchor Pesántez que la tuvo hasta fines de la década de los cincuenta, se abastecían así. Tampoco había luz eléctrica, ni agua potable sino tan sólo entubada, que desde un tanque reservorio construido encima de donde está hoy el edificio de la casa de escuela de adobe, se conectaba a dos grifos públicos colocados estratégicamente en la plaza principal.
La casa conventual y la Iglesia parroquial construidas bajo el liderazgo de los primeros sacerdotes que se sucedieron en los primeros veinte años, los padres: Benjamín Zamora, Juan Bautista Vásquez, Benjamín Polo, Luis Vásquez, Luis A. Serrano (hermano del que luego será el Primer Arzobispo de Cuenca, Monseñor Manuel de Jesús Serrano Abad) y José María Guaricela se hicieron a base de mingas. La madera de eucalipto para la obra fue traída de Pamar y la otra de características silvestres desde las cabeceras de Hato Bolo. Lo propio puede decirse de la torre, obra del Padre José Nicolás Durán que fue inaugurada en junio de 1926, según una inscripción que constaba en la propia estructura.
Terminada la torre por entusiasmo de este insigne pastor -recuerda el Sr. Angel Álvarez Solano pariente cercano del sacerdote-, que siendo él un niño todavía, constató que una vez adquiridas las campanas, que tienen una sonoridad única, estas fueron trasladadas desde Cuenca en mingas para ser colocadas en el mismo lugar en el que permanecen hasta ahora. "El día de la bendición hubo solemnes festejos a la usanza de la época", dijo a sus descendientes antes de fallecer.
Como por aquellos años no se elaboraba tejas ni ladrillos en el lugar, uno de los sacerdotes -pudo haber sido el P. José María Guaricela-, mandó algunos indígenas para que aprendieran el oficio en la parroquia Paccha; con ellos, luego de su regreso, montó un horno de grandes proporciones para el efecto, cerca de la casa de una Señora Natividad Taza; casa que servía también de descanso y lugar apropiado para que se cambiaran de traje las personas que, caminando o en acémila, venían los domingos o los días de fiesta al centro parroquial desde San Antonio, Buenavista y la "Banda", como se llamaba en aquel entonces a la zona que se ubica al frente de la cabecera parroquial, pasando el río por el puente de Sanchillo. Yo mismo constaté en mi niñez las ruinas que quedaban de aquella estructura que, por supuesto, ya no estaba en funcionamiento.
El interior del templo parroquial fue hermoso. Estaba hasta 1975 año en que comenzaron los arreglos y el cambio de techo, -lamentablemente sin atender al arte sino mirando únicamente la relativa comodidad-. Estaba, digo, cubierta con valiosos frescos tanto en sus paredes como en sus pilares de madera y tumbado de bajareque, tal como se acostumbraba antes. A un lado había una bonita y bien decorada capilla en la que estaba la pila bautismal de mármol y en una de sus paredes una hermosa pintura del bautismo de Jesús. El altar mayor era de mármol y existía también el púlpito, desde donde los sacerdotes pronunciaban sus homilías en las misas, que hasta 1963 se celebraban en latín y de espaldas al pueblo. La sacristía guardaba valiosos ornamentos y vasos sagrados, entre los que destacaban cálices, patenas y copones dorados y cruces de pura plata, que llevaban los priostes de alguna fiesta, para luego venir en procesión al templo portándolas con pendoneras o borleras[3].
El armonio era infaltable en la liturgia que se desarrollaba en latín. Dos eran los maestros de capilla que destacan en aquella época, ambos muy preparados en las escuelas de música de la ciudad de Cuenca: Fidel Quituisaca, esposo de una simpática Señora llamada Teresa Sánchez, y José Antonio Ayora Ayora, que tenía su vivienda en la parte baja del pueblo, camino hacia Buenavista. El Segundo, junto con Benigno Fárez, Camilo Matailo, Alfonzo Ayora y Vicente Tenemaza y otros conformaron una afamada BANDA DE MUSICA, que por espacio de muchos años, se constituyó en el alma de las fiestas locales y de las parroquias cercanas.
Los asistentes a la liturgia y devociones que se desarrollaban en el templo no lo hacían de manera desordenada, sino que se colocaban en las bancas correspondientes; pues, una columna de ellas estaba destinada a los hombres y otra a las mujeres, que junto a sí, tenían a sus hijos para susurrarles las oraciones al oído, especialmente, el momento más solemne como es el de la consagración (Eso recuerdo yo de mi madre). En esos años lejanos, estaba también autorizado por la Iglesia y por la sociedad, tener puestos privados; por ello, las personas más distinguidas, especialmente las señoras que jamás asistían a la casa de Dios sin velo en sus cabezas (las mujeres indígenas las cubrían con las chalinas), tenían reclinatorios y asientos propios. La calidad y la decoración de estos muebles indicaban su status y su fortuna. Recuerdo así, por ejemplo a las Hermanas Justina y María Samaniego Álvarez, a mi bisabuela Victoria Brito, a mi abuela María Álvarez, a la distinguida matrona, Doña Felicia Brito, etc. etc.
Con el Padre Luis Benigno Torres Vásquez, que permaneció como párroco 12 años, desde 1936 hasta 1948, año en que es trasladado a San Bartolomé en reemplazo de su tío, se realizan una serie de obras. Entre otras: se construye el cerramiento del cementerio con adobe y se levanta en él una especie de sala abierta, para descanso de los visitantes; y, sobretodo, para proteger las tumbas de dos personajes importantes enterrados ahí: el Padre Nicolás Durán y Juan Pío Ayora; también los restos mortales de, Doña María Virginia Álvarez Granda[4], sepultada unos metros más arriba en junio de 1967.[5]
Se construye también, entre 1938 y 1940 la Capilla de la Virgen del Carmen[6] con la ayuda, sobretodo, de las familias Samaniego, Alvarado y Matailo, en honor a la imagen de la Virgen del mismo nombre que se mandó esculpir en el año 1939, la misma que fue solemnemente bendecida el 27 de agosto de ese año, según consta en una estampa conmemorativa que me otorgó el fallecido sacerdote Luis Torres. Detrás de este edificio y siguiendo las normas eclesiásticas de aquel entonces -de enterrar a los "réprobos" y "suicidas" fuera del cementerio común y bendito-, en 1960 se señala el sitio para este menester; en el que, efectivamente, fueron sepultados unas pocas personas, de quienes se decía, habían muerto ahogándose en alcohol.
La custodia, artísticamente confeccionada en alguna orfebrería de Cuenca a pedido del Padre Luis Torres, fue bendecida por él en enero de 1948, como podrá apreciarse en la fotografía adjunta.
El reloj público, cuya esfera y parte de la maquinaria continúan instalados en la torre, aunque sin funcionar por falta de repuestos, fue también adquirido en tiempos de su administración.
Con el entusiasmo de este eclesiástico ilustre, siempre amable sonriente y prudente con su feligresía, se crean las escuelas de Buenavista, Hato Bolo, Sérrag y Collana; y se comienza la construcción de la capilla de Sérrag que no la logró concluir, y sobre la cual, reduciendo considerablemente su tamaño, se construyó la actual.
De esta época -aunque lo más probable es que existió ya, en el siglo anterior-, data el pintoresco puente de Sanchillo colgado desde un precipicio, teniendo al fondo el lecho del río que formaba una apacible hondonada de agua dormida con alisos en la ribera oriental y con una especie de playa, de arena fina y piedras menudas, en la ribera opuesta, a donde las familias acostumbraban ir de paseo, a bañarse en los días de sol o lavar la ropa. El actual puente, construido unos 100 metros más abajo y que tiene la particularidad de poseer un techo como el anterior, data de finales de los años 80's
Por Doña Lucrecia Carmelina Álvarez Brito y Don Manuel Mesías Pesántez Álvarez[7], podemos saber cómo fue la fisonomía del pueblo en los años 30's y 40's del siglo pasado.
Existía -dicen ellos, y en parte la constaté personalmente-, en la parte Norte: el templo, la casa parroquial, la casa llamada "del Consejo"; y detrás de ésta, la vivienda del Señor Salvador Jarro y otra al costado derecho, en la llamada loma del tanque, una que pertenecía a Victoria Zamora. Al Sur, construcciones de las familias Ayora y Matailo. Al Este de las familias: Álvarez, Cajamarca y Samaniego. Al Oeste, no había construcciones sino huertos de la Iglesia en donde se cultivaba tomate riñón, aguacates y manzanas; es lo que hoy corresponde a las construcciones de la familia Jiménez -pero que antes, parte de ella, fueron dueños otras familias-. Esta distribución rodeaba la plaza principal que servía también de mercado y de canchas; hasta que, en los comienzos de los años 60's, por iniciativa del insigne profesor Señor Luis Rómulo Guamán, con la ayuda del programa "Alianza para el Progreso" y con el trabajo manual de los niños del plantel "Agustín Iglesias", se trazó un pequeño parque en forma de sol, con llanos verdes, flores de jardín y piedras pintadas de blanco en las riberas de las menudas calzadas, que, desafortunadamente, duró poco tiempo.
De las esquinas de la plaza salían los caminos que conducían a los anejos y poblaciones vecinas.
De la esquina noreste, el camino que conducía a Sérrag, San José de Raranga, Jima y Quingeo. Había en este tramo, a pocos metros del centro, dos construcciones bonitas: Las de las familias Ayora y Campoverde, que tenía en una de sus paredes un lindo mural con una llamativa leyenda que decía "hacia el progreso"; y, unos doscientos cincuenta metros más allá, la casa de los esposos Elías Matailo y Carmen Chimbo, propiedad que a partir de 1947 pasa a manos de Don Daniel Álvarez Zúñiga, en la que estaba colocada en un letrero metálico el nombre de la calle que conducía hacia el cementerio que decía: "Luis Jiménez Vázquez C.". A esta vía los vecindarios de lugar la conocían como "camino de Don Daniel"
De la esquina suroeste partían dos caminos: El que iba hacia Hato Bolo pasando por el cementerio, teniendo como construcciones importantes las de las familias, Tomín, Cajamarca y Matailo; y, el que conducía al "frente o banda" -como vulgarmente se decía a lo que antes se denominaba Ludo-España-, a Buenavista, a San Antonio, a Sígsig y al Oriente. Este camino que la gente lo conocía comúnmente como "Camino o vía de taita Ernesto Samaniego" porque era la ruta habitual de este personaje que como secretario de la Tenencia Política lo transitaba todos los días, tenía como construcciones importantes en la salida misma, la gran casa de Doña Angelita Vega que posteriormente pasó a la familia Delgado Álvarez y un poco más abajo del Señor José Antonio Ayora; al frente, las viviendas de los Señores Álvarez, Granda y Matailo-Taza, principalmente. En este tramo existía un horno de leña para hornear pan y otras golosinas que era frecuentemente alquilado a las familias que requerían de él, hasta que posteriormente en los años 60's, casi todas las casas principales disponían de uno propio.
De la esquina noroeste salía el camino que iba a Collana y San Bartolomé. Las construcciones importantes que la bordeaban pertenecían a las familias Yari y Quituisaca-Sánchez.
Prácticamente en todas las salidas se ubicaban las caballerizas, lugares adecuados para guardar las acémilas, mientras sus dueños realizaban sus ocupaciones en el centro parroquial.
Hasta el final de los años 50's funcionó una oficina de telégrafo atendida, en su momento, por Don Elías Herrera y Luis Basántez; oficina que posteriormente fue sustituida por una telefónica que funcionaba con cables y clavijas, la misma que estaba a cargo de alguna persona que componía su salario con los pocos sucres que producían las esporádicas llamadas que se hacían a la ciudad o a otros poblados. Recuerdo en este llamativo oficio de "telefonista" a Maruja Pesántez, Alcibíades Jiménez y Esther Pesántez.
La oficina de correos estuvo vigente hasta 1995, año en que se jubila el Señor Luis Antonio Jiménez Alvarez quien estaba al frente de esta entidad desde 1972 cuando remplazó al Señor Alberto Jiménez, el primero en asumir este cargo; pues hasta el comienzo de los años 60's, no había oficina especializada, y la correspondencia que llegaba a la parroquia mediante un postillón, era repartida desde la Tenencia Política.
Al terminar este acápite quiero hacer dos puntualizaciones importantes: 1-) Que Ludo pasó a ser parroquia de Sígsig el 13 de septiembre de 1939, que es la fecha auténtica de la creación del Cantón Sígsig según consta el Registro Oficial Nº 240-241 del 18-IX-1939 -antes lo fue de Cuenca y Gualaquiza-; y 2-) Que a partir del 19 de Agosto de 1950, la parcialidad de San Antonio de Jacarcar, que desde la fundación civil de Ludo le perteneció como anejo importante, pasó a depender de la parroquia Cuchil, creada precisamente en esa fecha. En el ámbito eclesiástico sin embargo, la dependencia se mantuvo hasta los primeros años del nuevo siglo, en los que, por situaciones inexplicables y extrañas, se lo dejó para que sea atendida desde Sígsig.
El Ludo de la transición, la crisis y la diáspora [8]
El Ludo de la transición corresponde a los años sesentas, el de la crisis al sub-período que abarca al primer quinquenio de los años 70's; y, el de la diáspora que corresponde a los años 1975 - 2000.
En cuanto al primero; es decir, al semiperíodo de la transición, es conveniente anotar su contexto.
Todos sabemos que en los años 60´s comienza para el mundo entero una nueva época; en donde la ciencia, la técnica, los medios de comunicación, la medicina, etc. emprenden un desarrollo inusitado influenciando en las costumbres, la política, la moda, la religión, la música, el arte y cuanta actividad tenga que ver con el hombre. Yo fui testigo de aquello. Lo recuerdo como el crepúsculo de un amanecer. Pude observar todavía las usanzas del pasado y avizorar el advenimiento de ciertas cosas que como novedad se iban sucediendo una tras otra, un poco lento todavía, pero se notaba los cambios.
También a Ludo llegó, a su modo, los aires de la nueva época que tanto me impresionaron, dejándome para siempre una agradable nostalgia, que muchos de mis contemporáneos, sin lugar a duda, recordarán y confirmarán cuanto aquí refiero. Cuando trate el capítulo: "HISTORIAS Y ANÉCDOTAS CON SABOR A NOSTALGIA", me referiré a estos años, especialmente; porque fue en esta década y media en la que con cierta regularidad permanecí en mi pueblo, aunque también tuve que ausentarme por motivo de estudios: primero, al internado salesiano que había en el Sígsig -pues mis padres, a pesar de que existía la escuela completa y estricta en el lugar, siempre quisieron darme tanto a mí como a mis hermanos una acrisolada educación-, y después, al colegio que lo hice como seminarista del Seminario Menor "San Luis Gonzaga" en el prestigioso "Orientalista Salesiano" de Cuenca.
La distribución urbana de la parroquia había sufrido cambios, tanto por la desaparición de construcciones antiguas y la aparición de nuevas, como por haberse traspasado algunas propiedades a otros dueños. El croquis siguiente puede darnos una idea aproximada de cómo era Ludo en 1960 al comenzar la segunda parte del siglo XX.
De esta época nostálgica narraré los siguientes hechos:
1. La presencia del programa "Alianza para el Progreso"
2. La misa en castellano
3. La migración hacia la Costa y el Oriente
4. La moda gogó
5. La permanencia de un joven y dinámico sacerdote
6. El comienzo de la diáspora
7. La llegada de los misioneros del Verbo Divino
8. Nuevos protagonistas
1.- La presencia del programa "Alianza para el Progreso".
Los que conocemos un poco de historia sabemos que "Alianza para el Progreso" fue un programa de ayuda económica, política y social de los Estados Unidos para los pueblos de América Latina, efectuado entre los años 1961 a 1970. Su origen se remonta a la propuesta oficial del presidente John F. Kennedy, en su discurso del 13 de marzo de 1961 ante una recepción en la Casa Blanca para los embajadores latinoamericanos y su concreción, en la llamada "Conferencia de Punta del Este" celebrada en agosto de 1961, a cuya reunión habían acudido delegados de todos los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), incluida Cuba, representada por Ernesto Che Guevara.
El convenio con el Ecuador se concreta en 1962, pero es con la Junta Militar presidida por Ramón Castro Jijón, que depuso al Dr. Carlos Julio Arosemena Monroy -que a su vez depuso al Dr. José María Velasco Ibarra en su cuarto período-, cuando el proyecto llega a Ludo.
No recuerdo exactamente por cuánto tiempo operó el programa aquí; pero sí, que con la presencia de militares, dos volquetes, un tractor pequeño, herramientas de mano (picos, palas, carretillas) y mingas diarias con los pobladores, que recibían como salario alimentos (sémola, harinas, arroz de cebada, leche en polvo, aceite de soya, etc.), se afirmó parte de la carretera -concretamente desde el centro hasta cerca de Purana-, acomodándola con piedra y forrándola con una capa de lastre que era extraído de detrás del templo parroquial; se ensanchó también, la calle sudeste, aquella que partiendo de lo que fue la casa de la familia Delgado Álvarez conducía al cementerio, a cuya vereda se levantan hoy la casa del gobierno parroquial, el sub-centro de Salud, la jefatura de la policía, entre otras construcciones. Calle a la que oficialmente las autoridades de entonces le designaron como "AVENIDA DEL EJÉRCITO", así como a la calle del sur recién abierta la denominaron "GASPAR SANGURIMA".
Recuerdo también que a la muerte del Presidente Kennedy el 22 noviembre de 1963 hecho que fue transmitido nítidamente por la Voz de los Estados Unidos de América y las pocas emisoras que había en la ciudad de Cuenca; mi Sr. padre, Don Luis Antonio Jiménez Álvarez, presidió una comisión que, entre otros, estaba conformada por los señores: Gerardo Álvarez Granda, Héctor Jiménez, Julio y José Pesántez, Luis Rómulo Guamán, que se trasladó hasta Azogues para entrevistarse con el Jefe Civil y Militar que fungía como Gobernador del Azuay, pero que por razones administrativas se encontraba en esa ciudad. El objetivo: precautelar la continuación del convenio en la parroquia.
2.- La misa en castellano.
Aunque parezca raro, esto sí fue una novedad como lo fue para todo el mundo; más aún, en un pueblito pequeño y conservador. Resulta que la Iglesia Católica que celebró el Concilio Ecuménico Vaticano II entre 1962 a 1965, además de poner al día su doctrina, puso también a tono con los nuevos tiempos, su liturgia. En tal virtud y ante la extrañeza de la gente la misa dejó de celebrarse en latín, de utilizarse los altares laterales del templo en las misas concelebradas, de bautizarse a los niños apenas nacidos, de emplearse el armonio en las celebraciones, etc. para dar paso a las llamadas "misas dialogadas" en lengua vernácula, que eran orientadas por un tríptico; comenzó a utilizarse los coros de jóvenes y de niños que pasaban horas y horas repasando los cantos de la "misa comunitaria". La extrañeza se manifestó aún más cuando los sacerdotes dejaron de utilizar sotana para vestir como simples seglares.
3.- La migración hacia la Costa y el Oriente.
La pobreza de la mayoría de las personas que comenzó a sentirse con acelerada fuerza por aquello de los cambios obligó, en esos años, a que algunos jefes de hogar, emigraran a la Costa en busca de trabajo en las bananeras existentes, que les permitiera sustentar a sus familias. Así, pese a que el salario era bajo, los miembros de familia que tenían a sus padres en la Costa podían gozar de cierta holgura económica.
Las despedidas y las llegadas de los migrantes eran motivo de fiesta; y entre ciertos indígenas, hasta de raras actitudes, pues me consta que, apenas llegaban al pueblo apilonados hasta la parrilla en un bus de carrocería de madera, allí mismo pegaban a sus mujeres que estaban esperándoles con trago, chicha, mote pelado, cuy, quesillo amasado y otras golosinas campestres; esto, para hacer notar a sus vecinos y a ella, quien era el señor de la casa y "no es cualquiera", pues según el decir jocoso del momento, era "...bien pisa'o Balao".
Con la "Ley de Reforma Agraria y Colonización" de 1964, el gobierno de la Junta Militar de entonces, se propuso aliviar la presión que sobre la tierra de la Costa y de la Sierra comenzó a sentirse con más fuerza; para ello fomenta la colonización de bastas zonas del Oriente ecuatoriano. A Ludo, como seguramente a otros poblados del Azuay, llegaban brigadas para hacer propaganda de los beneficios que tendrían las personas que decidan aceptar la invitación del gobierno. Se les ofrecía tierras y semillas gratis, herramienta básica, ayuda alimenticia por un tiempo prudencial hasta que se estabilicen, creación de escuelas y transporte en avión cada seis meses de la ciudad a los lugares de destino, pues no había carreteras.
El llamado tuvo cierto eco. Varias familias jóvenes se decidieron por la aventura. Algunos regresaron, pero la mayoría se quedó y hoy con sus nuevas generaciones forman parte de prósperas poblaciones en las provincias, especialmente del Pastaza y Morona Santiago; como por ejemplo: Palora, Bomboiza, San Juan Bosco, El Sinaí, etc.
4.- La moda gogó.
El gogó es un estilo musical, -una variación del Rock-and-Roll representado por Elvis Presly-, que se propaga en los Estados Unidos en el segundo lustro de los años 60's, y que se caracteriza por bailarse sobre las mesas de los bares. Es también una forma de vestir. En los hombres: la camisa con cuello largo, el terno semi-formal con Busso en vez de camisa y corbata, corte de pelo normal y bigote. En las mujeres: vestidos cortos con botas largas, un flequillo (diadema) en el cabello o con boina y una forma de peinarse particular abombada y con cerquillo. Bonito ¿verdad? Pues bien, también la moda llegó a la juventud de Ludo e hizo época. Recuerdo así a Esthercita Pesántez Pesántez, Esthela Jiménez, Nora Pesántez, Carmela Delgado, Emma Pesántez y a muchas otras simpáticas chicas .
El baile "gogó", no solamente se lo hacía en el escenario con motivo de las magníficas horas sociales que se organizaban con cierta frecuencia en el escenario de la Casa del Consejo de Ludo, sino en los bailes particulares que no faltaban por distintas razones. La música se lo reproducía de discos de vinilo en las radiolas y tocadiscos de pilas de llamativos colores, generalmente de marcas: Philips, Nivico, Sanyo, Telefunken, Crown. Se dejó atrás las victrolas, que fueron en cambio, la novedad de la primera centuria del siglo XX.
5.- La llegada y permanencia de un joven y dinámico sacerdote.
En 1965 el Padre Víctor María Mancero Martínez, ex-oblato, que había estado colaborando un tiempo Gualaceo en calidad de coadjutor, es designado a Ludo como su párroco. No estuvo mucho tiempo, sin embargo su obra, no tanto material, sino espiritual fue grande. La organización de las fiestas septembrinas es decir, la del 8 de septiembre que celebra a su patrona la Santísima Virgen de La Natividad, y la del 14 que conmemora al Señor de Los Milagros, adquirieron un matiz que se hizo característico en los años posteriores.
De este sacerdote escribí un artículo con motivo de sus 57 años de vida consagrada a Dios y al pueblo cristiano. Lo titulé "MI AMIGO VICTOR", que fue publicado en Diario "El Mercurio", el cual me permito reproducirlo porque refleja fielmente lo que fue y lo que hizo este insigne sacerdote que al igual que los primeros párrocos que modelaron la cultura religiosa de Ludo; igual a lo que hizo el Padre Gonzalo Vásquez Calderón en la época de transición; o, la labor importante que realizaron con posterioridad Gerardo Heghmans, Cornelio Doogan, Kevin Barell, Timoteo Lehane y Pedro Lenherr en el momento de dispersión y de crisis, constituyen pilares de la estructura parroquial y merecen un monumento en el corazón de los buenos ludenses. El Artículo dice así:
Mi Amigo Víctor
"Napoleón Bonaparte decía, que "se aprecia mucho mejor los valles cuando se está en la cumbre de las montañas". Eso de "cumbres" puede tener varios sentidos: éxito, poder, experiencia; pero también la madurez de los años que nos permite estimar mejor las cosas y los acontecimientos o valorar mejor a las personas.
Han pasado ya más de treinta y cinco años desde aquel instante en que conocí a mi amigo Víctor. Fue cuando yo era un niño todavía, edad en la que uno se ilusiona de lo que son y hacen las personas mayores. No olvido, por ejemplo, el momento en que Víctor, el Padre VICTOR M. MANCERO, escoltado por las autoridades del lugar y las personas que desde la ciudad le acompañaron, llegó a Ludo para hacerse cargo del cuidado pastoral de esa esperanzada grey; en aquella época rica en valores humanos, pero, igual que hoy, económicamente pobre por la marginalidad gubernamental y lo difícil de su geografía, situaciones que han impedido el desarrollo armónico de su población.
Después, manos a la obra. Con el brío, el entusiasmo, la ilusión y el ardor que genera la juventud; mi amigo Víctor inició con empeño y prosiguió con tenacidad una serie de labores propias de su misión sacerdotal. Los adultos que no atinaban a entender los cambios que a la Iglesia trajo el Concilio, los jóvenes que se alegraban de tener como líder a otro joven, los niños que a su lado nos congregábamos para formar la famosa "banda mocha", los muchachos traviesos que le acolitábamos la misa, etc.; todos, absolutamente todos terminamos entusiasmándonos con él y entablando una amistad profunda que no la han podido romper los años. Ambiente maravilloso aquel, en que, confieso, se forjó mi propia vocación.
L promoción social; es decir, el apremiante trabajo por redimir las situaciones difíciles que no permiten al hombre -especialmente al hombre pobre- vivir con dignidad, no estaba ausente de su palabra orientadora. Aunque a muchos les será difícil creer -porque seguramente están quedándose con la imagen cansada, que de mi amigo Víctor han dejado los años-, aún continúa sonando en mis oídos el mensaje profético, oportuno y valiente que con arrojo pronunciaba aquel sacerdote de baja estatura y de gran corazón.
Pero mi amigo Víctor no sólo ha dejado huella en Ludo, también lo ha hecho en Nabón, Jima, San Bartolomé y Chiquintad, en donde le recuerdan con afecto por ser su primer párroco, por el empeño que puso en construir carreteras que enlazaran a los sectores con el centro parroquial y la construcción de las capillas de San Antonio y Santa Teresita.
Mi amigo Víctor -que a igual que el que escribe estas líneas-, no tiene la facultad de expresarse con soltura; de "vender" su imagen con el don de la palabra; de hacerse notar en la sociedad y en el ambiente del clero; es más bien tímido, callado, modesto. Pero tiene un corazón de oro, profundamente sensible, verdadero cofre de bondad y gratitud. No olvida las atenciones que recibió de sus semejantes. Hace unos días solamente, recordaba con regocijo la grata visita, que en el lejano Nabón de los años sesentas, su primo sacerdote Alfonso Terán y su cohermano Gonzalo Vásquez, le hicieron para festejar sus bodas de plata sacerdotales.
Los años han pasado. Quienes recibieron afecto, amistad y servicios de toda índole, quizá ya no están. Otros, como suele suceder con la mayoría de los humanos, ya se olvidaron, porque de sus corazones se han esfumado los valores, especialmente la gratitud y la veneración; pero mi amigo Víctor, el pasado 24 de septiembre, cumplió, en el anonimato, sus cincuenta y siete años de ordenación sacerdotal; y aunque no haya habido fiesta, ni serenata, ni discursos, ni torta, porque sus seres queridos están esperándole en el cielo (la familia es el más grande tesoro para el sacerdote), yo me he permitido escribir estas impresiones para hacerle sentir que Dios le ama y le agradece por su amor y fidelidad, tanto a Él como a su Iglesia. Así, pues, ¡Felicitaciones! Amigo Víctor."[9]
El Padre Víctor M. Mancero fue trasladado a Nabón en 1967. Una gran cantidad de gente le acompañamos al lugar de su nuevo destino, en donde también la gente le esperaba con inmenso cariño que lo supieron expresar con pancartas, ornatos, la cuidadosa liturgia de la Santa Misa, un banquete; y, una improvisada hora social en la que la intervención de los ludenses; especialmente de Carmela Delgado, Hilda Jiménez Álvarez, Esther Pesántez, Felicia Fernández, y las hermanas Esthela y Marlene Jiménez Pesántez, fue brillante.
Este gran sacerdote falleció en Cuenca el 9 de marzo del 2009 a la edad de 90 años.
6.- El comienzo de la diáspora
Durante la década de los 60's ya muchas familias representativas de Ludo comenzaron a salir. Algunos de los Torres, los Samaniego, los Pesántez, los Jiménez, los Aguilar, etc. Recuerdo por ejemplo, y con una nitidez total, por el gran revuelo y consternación que causó en sus familiares y vecinos, la salida de la Familia Álvarez Granda.
Fue en mes de noviembre de 1962 cuando llegó un bus. No era frecuente la llegada de estos aparatos rodantes todas las semanas. Pues bien, llegó un bus a media semana, y después de estacionarse en la plaza principal, vi cómo algunas personas comenzaron a subir y acomodar los enseres del tan importante domicilio de Don Daniel Álvarez Zúñiga y de Doña Filomena Granda, mientras la gente se iba concentrando en el lugar.
¿Qué pasa? "-He decidido trasladarme con mi familia a la ciudad de Cuenca. Creo que mi labor realizada aquí, en mi tierra, en medio de gratitudes e ingratitudes ha terminado. Laboraré para el Municipio de Cuenca y mi domicilio estará por la zona de San Blas en donde les esperamos con el afecto de siempre mi familia y yo", dijo en esencia Don Daniel. Vinieron, luego, más palabras por parte de él y de sus interlocutores. También abrazos, lágrimas y comentarios de dolor, hasta que al final un adiós con el sombrero en la mano de los emigrantes y con una alzada de brazos de los presentes acabó la impactante escena.
La promesa de acogida se cumplió. Mucha gente, que por la distancia tenía que pernoctar en la ciudad, era acogida en su casa. Otros le buscaban para recibir orientación de tipo jurídico, pues Don Daniel Álvarez Zúñiga -que conformó con Doña Filomena Granda un hogar ejemplar, del que nacieron 9 hijos, algunos de los cuales han destacado como médicos, empresarios y docentes universitarios-, era una persona auto-ilustrada y el desempeño de la Tenencia Política ejercida con gran sabiduría y altura, le habían vuelto experto en este campo y en otros.
Como manifesté en un acápite anterior, la migración hacia la región costanera, que a finales de los años 60's comenzó a ser permanente y masiva, se vio incrementada hacia la región oriental, alentada, como también anoté, por el programa de colonización gubernamental, lo que hizo que Ludo comience a dejar de ser Ludo; para poco a poco, en los años subsiguientes, con ausencias cada vez más frecuentes de las familias representativas del lugar, ir transformándose en una especie de aldea vacía de gente y de costumbres, que a los pocos que quedaron ó que regresábamos de vacaciones, nos causaba dolor, nostalgia e impotencia porque no había con quien contar.
Con esta realidad nos situamos ya, en los años 70's. Algo de bueno queda, pero mucho y de gran valor humano, religioso y cultural se ha perdido. Viene la pobreza, el descuido, el individualismo y la necesidad en algunos de los pocos que valientemente hacen frente a la nueva situación. Casi no hay gente en el pueblo, las casas deshabitadas se deterioran y caen. La Santa misa dominical, que antes congregaba festivamente a los pobladores, ya no se celebra con regularidad, pues los sacerdotes que llegan son únicamente encargados. Ya no hay comercio; la plaza que en los días importantes se convertía en bullicioso mercado, está desolada. La estrecha carretera que unía a Ludo a través de Quingeo al resto de la provincia, casi está borrada; el único que presta servicio de transporte tanto de pasajeros como de carga es el Señor Leopoldo Pesántez Pesántez con un viejo y pequeño bus marca Ford.
Ya no se prepara ni se celebran las fiestas como se lo hacía antes, todo se reduce a encuentros deportivos centrado en el indor-fútbol. El escenario de la "Casa del Consejo" que antaño era un emporio de arte, de creatividad, de esparcimiento sano, ya no va más.
El templo parroquial sin el uso habitual que exige un continuo mantenimiento, se deteriora; situación que se agrava, cuando un Diácono que ligeramente fue designado por el arzobispado de Cuenca, llega al lugar para hacerse cargo de la atención pastoral. Este Diácono (Pedro Serpa), "sin ton ni son", alentado tan sólo por sus etéreos idealismos, sin contar con los medios suficientes, ni con gente idónea, ni con una mínima planificación, intenta "dizque" hacer una nueva Iglesia; y ordena, a unos cuantos "obedientes", ponerse manos a la obra. Se entera de este atentado Doña Lucrecia Carmelina Álvarez y va a enfrentarse con el Diácono; luego, a reprender con energía a los ejecutantes, que por fortuna, reparan en la brutalidad que estaban cometiendo y dejan de hacerlo; sin embargo ya, lo que era el magnífico bautisterio esta en el suelo y junto a los cimientos de las gruesas paredes hay unas profundas cunetas que con el pasar del tiempo y la acumulación de agua amenazaban a toda la construcción.
Así de caótico estaba el ambiente. Las pocas personas representativas no tenían con quien dialogar ni a quién acudir. Reinaba la incertidumbre, y en poco más de diez años las cosas han cambiado diametralmente; Ludo dejó de ser Ludo y dio paso a un ambiente extraño y desorganizado.
En lo que respecta al comercio la situación se ahondó, cuando años más tarde se construye la carretera a Sígsig; entonces para todo se acude al cantón. Esta realidad, lamentablemente se mantiene hasta nuestros días. Hoy prácticamente el mercado dominical ha desaparecido.
7.- La presencia de los Padres de la Comunidad del Verbo Divino
Estando así las cosas, llegan los sacerdotes del Verbo Divino en 1974. Fue el Padre Gerardo Heghmans, de nacionalidad alemana que a la fecha trabajaba en Cuenca como párroco de San Roque, quien se apiada de la situación y se compromete trabajar por una redención integral de la parroquia. Se firma entonces, gracias a sus gestiones, un convenio entre la Comunidad de El Verbo Divino y la Curia Arquidiocesana presidida en aquel entonces por Monseñor Ernesto Álvarez Álvarez, para que ellos atendieran la cura pastoral de Ludo; pero no sólo de Ludo, sino que, debido a la escasez de sacerdotes diocesanos -pues la crisis post-conciliar afectó también a nuestra iglesia local-, atendiera a toda la zona; es decir, Quingeo, San José de Raranga (que hasta hoy no es parroquia eclesiástica y sigue dependiendo de Ludo) y Jima.
Al Padre Gerardo Heghmans que ostenta el título de párroco propio por poquísimo tiempo, le remplaza el Padre Cornelio Doogan de nacionalidad irlandesa[10]. Este insigne sacerdote, cargado de un dinamismo sorprendente y de una simpatía agradable, inicia una serie de proyectos tanto de carácter pastoral como de infraestructura; proyectos que se irán concretando y tendrán continuidad con el siguiente párroco.
Fue el Padre Cornelio Doogan quien modificó la Iglesia. Digo modificar porque desafortunadamente el edificio que, efectivamente estaba en malas condiciones y requería una urgente reparación que respetara la arquitectura original como los pilares de las naves y los frescos hermosamente pintados en las paredes y en el tumbado, fue todo destruido; y, con el pretexto de las goteras, se cambió el techo, poniendo en vez de tejado, eternit sobre rústicas vigas tal como permanece hasta hoy. El piso original que tenía una parte madera y otra parte losetas finamente decoradas fue remplazado por toscas baldosas. El altar de madera tallada y decorada que acunaba un tabernáculo de mármol, lo mismo que el comulgatorio y el púlpito, desaparecieron. Resultado de todo esto: un cajón medio grande, poco acogedor y nada agradable, al que se acogen las pocas personas que aún acuden a orar porque todavía no han olvidado la práctica de su religión.
Aparte de este desacierto hecho con buena voluntad en un momento de ceguedad del lánguido pueblo, el trabajo del Padre Cornelio fue altamente positivo; y en Ludo es recordado como un líder, que en nombre de Dios y de la justicia, trabajó con decisión y esmero por el reinado de Dios en estas tierras que en aquel entonces pasaba por una honda crisis.
El Padre Kevin Berrel que llegó para colaborar temporalmente con el Padre Cornelio pero que luego le reemplazó como párroco propio hasta 1984[11], lo hizo un día sábado 27 de diciembre de 1975. Recuerdo como si fuera hoy. Yo estaba de vacaciones cruzando el 2º año del Seminario Mayor que lo hacía en Quito.
Resonando lo que se hacía años antes cuando yo era un niño cada vez que se recibía a un sacerdote, sugerí al Padre Cornelio que nos organizáramos para el acontecimiento; él aceptó. Efectivamente nos convocamos, y los concurrentes -que no fueron tan numerosos como en épocas pasadas ni tuvo la solemnidad de entonces-, nos adelantamos a recibirle al misionero antes de que llegara a la plaza principal. Allí le aplaudimos, le vivamos y le saludamos; luego, todos nos dirigimos a la casa parroquial en donde yo pronuncié un discurso de bien venir que lo quise fuera muy meditado, aunque sabía que para muchos no se trataba sino de unas cuantas palabras protocolarias. Yo empero y con cierto apremio, quería decirle al recién llegado y a su co-hermano de comunidad lo que el pueblo necesitaba en esos momentos.
No sé cuál sería el grado de captación por parte de ellos, pero mis expresiones que tenían como telón de fondo lo hermoso que fue Ludo pocos años antes y cómo se encontraba en ese momento, dieron lugar para que con énfasis dijera lo siguiente:
Bienvenida al Padre: Kevin Berrel
"La celebración navideña y el advenimiento del nuevo año, en esta ocasión para los ludenses, se ven matizados por una clara manifestación divina. Manifestación que se revela con la llegada de uno de sus ministros, representante de Dios en la tierra, artesano de la misericordia, colaborador en el engrandecimiento de la fe; que viene a reforzar el ministerio pastoral que con tanta dedicación realiza el Padre Cornelio Doogan en medio de nosotros.
Padre Kevin Berrel, en primer lugar nuestra más cordial bienvenida para Usted. Queremos exteriorizarle así nuestro afecto y nuestro gozo de tenerle en medio de nosotros; y aunque soy consciente de que las palabras, muchas veces, no dejan de ser en algunos oyentes, más que simples palabras protocolarias y de circunstancia; quiero que en esta ocasión cuanto diga, sí sea atendido y acogido benévolamente por Usted.
Comienzo recordándole que Dios le ha dignificado con el don del sacerdocio ministerial, le ha consagrado embajador de la verdad, le ha ungido pastor. He aquí la grey que el Señor le confía y a la que Usted tiene que guiar mansamente al pasto exuberante, a la fuente de vida eterna que es el propio Jesús, quien aseguró: "Yo les doy vida eterna. Nunca perecerán y nadie las arrebatará jamás de mi mano". (Jn. 10,28)
¡Sí! Ahí tiene a su rebaño en distintas etapas de realización: Una niñez, una juventud, una población mayor.
Una NIÑEZ que como usted comprenderá, está todavía en el semillero de su vida. Niñez que en este momento del cultivo requiere dedicación, apoyo y ejemplo. En ella nuestra parroquia tiene puesta toda su esperanza y anhelo. Quiere que estos niños cuando lleguen a su juventud y madurez, no sean tan solo ciudadanos correctos; sino que, informados por los valores del evangelio, sean también cristianos consecuentes, leales a su Iglesia.
¡Mírelos, Padre! Se trata de una niñez que hoy, quizá inconsciente de las adversidades del mundo espera ser feliz así nomás, pero que luego -bien formada y aleccionada por lo difícil que comporta el vivir cotidiano-, será la constructora de una renovado mañana. Una niñez que hoy espera ser llevada de las manos al altar, pero que mañana -gracias al fervor emanado de ese mismo altar- será la conductora de novísimas generaciones a un mundo mejor. Una niñez que hoy, cual botones de flores con exuberante follaje espera el resplandor del sol y la frescura del agua para no marchitarse, pero que mañana lucirá pródigamente y combinándose con la naturaleza siempre hermosa adornará el lozano campo de la juventud. Una niñez que, como un simple arroyo comienza minúsculo y despreciable cerca de su manantial, pero que después a lo largo del trayecto va incorporando cuantas aguas encuentra a su paso; y así, engrandecido y bullicioso se conduce lentamente a la inmensidad del océano para aportar con sus gotas a la infinidad de sus aguas. En fin..., una niñez futuro de nuestro pueblo, que hoy necesita de nuestro cariño y apoyo; pero que mañana ufana de su valor, desbordará a sus semejantes cuantas gratitudes le hayamos proporcionado.
Tiene también, Padre, una JUVENTUD. Una juventud que a igual que en otros pueblos aspira a ser digna de llamarse realmente juventud, y juventud cristiana. Recuerde que en los jóvenes existe el vivo anhelo del trabajo, la llama ardiente del amor, la tenacidad de rechazar lo que es doblez e injusticia. Existe en nuestro corazón -porque soy parte de esa juventud-, el deseo de un cambio, no dogmático ni puramente social; sino algo integral que sea capaz de romper los lazos que nos tienen atados a una sociedad que va descomponiéndose vertiginosamente. Ahora es cuando necesitamos de su orientación; pues debido a las circunstancias topográficas, a la lejanía de la juventud organizada, al poco contacto con los jóvenes que valientemente han despertado a una concientización humana y cristiana; estamos en expectativa perenne, como un ejército en reserva esperando ir al combate.
La juventud de nuestro pueblo escasa en alcances, escasa en número, escasa en oportunidades, pero rica en bondad y en anhelos la superación; hoy le abrimos nuestro corazón y nuestros brazos para estrecharle fraternalmente, esperando de usted tan solo el estímulo de la comprensión para hacer de nuestras personas un sueño realizado. Padre Kevin, yo quisiera expresarle mucho más de cuanto somos y sentimos los jóvenes de este pueblo, pero la tarea de descubrirnos quisiera dejarla a Usted.
En medio de esta grey; y hoy aquí, quizá la más numerosa, está la GENTE MAYOR con sus limitaciones y errores como es natural, quién asimismo le da la bien venida. Y digo gente mayor porque son los años los que pesan sobre ellos, aunque estoy convencido que la altivez de la juventud espiritual no ha pasado; porque la juventud no es un período de la vida, sino un estado del espíritu, un efecto de la voluntad, una cualidad de la imaginación, una intensidad emotiva, una victoria del valor sobre la timidez, una aventura sobre el amor a la comunidad. Nadie envejece por haber vivido cierto número de años, sino por haber desertado de sus ideales. Los años arrugan la piel, pero la renuncia a un ideal arruga el alma. Las preocupaciones, las dudas, los temores y las desesperanzas son los enemigos que lentamente, nos debilitan y nos convierten en polvo antes de la muerte.
Joven es el que deslumbra y se maravilla, el que pregunta como un niño... ¿y después? Joven es el que desafía los acontecimientos y encuentra alegría en el juego de la vida. Las pruebas y los fracasos le hacen más fuerte, y las victorias lo hacen mejor. Si un día, cualquiera sea vuestra edad, amigos, vuestro corazón fuera mordido por el individualismo, torturado por el egoísmo, roído por el cinismo. Que Dios tenga piedad de vuestras almas de viejos. Eso que no les suceda a Ustedes. Quiero yo mismo comprobar que tienen la mirada siempre adelante y puesta en la Divinidad. Para ello sigamos, sigamos los mensajes que Dios nos continúa dando por medio de los ministros de su Iglesia, así habremos dado una razón a nuestro existir. Escuchemos pues sus palabras que nos exhortan al bien y a la justicia, porque toda palabra de amor es palabra de Dios porque "Dios es amor" (1 Jn. 4,8)
A la luz de este panorama que acabo de describirle brevemente, comprendo Padre Kevin, que le parecerá grande y difícil la tarea que la Providencia le está encomendando; pero Usted ha aceptado ser colaborador activo de ese Dios, y entonces confiado en El, ha de abrevar a esta grey material y espiritualmente necesitada.
Es ardua la vida de un sacerdote -lo entiendo desde hoy que me preparo para ella-; y para Usted si la toma en serio, será dura como seguramente lo es para el Padre Cornelio quién lo está enfrentando como un valiente titán, a quien le expresamos de manera renovada nuestra inmensa gratitud por su total entrega, por su testimonio, por sus virtudes, por ser un verdadero jardinero que siembra en su parcela la justicia, el amor, la ayuda mutua. Gracias por sembrar la unión en nuestros corazones, gracias por abrir caminos de paz, donde las malezas de las plantas del pecado tratan de cerrarlos. Que vuestros años de labor en medio de nosotros sean interminables y que al fin de vuestras vidas sea el Dios Todopoderoso quien les dé la recompensa e igual que el apóstol Pablo puedan decir: "He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado lo que me confiaron. Sólo me queda recibir la corona... con la que me premiará aquel día el Señor, juez justo; y conmigo la recibirán todos los que anhelaron su venida gloriosa." ( 2 Tim. 4,7-8 )
Antes de terminar mi modesta intervención y por cuanto la ocasión es oportuna, quiero a vosotros estimados sacerdotes y auditorio en general, desearles un año colmado de bendiciones y felicidad. Que para cada uno de vosotros sea tiempo benigno de adelanto, de trabajo, de comprensión y de paz.
En Navidad, recordemos, Jesús nos trajo paz -yo diría, los ingredientes para la paz-, por lo que puede afirmarse que la paz que no se la encuentra, sino que se la construye día a día. Todos los cristianos estamos llamados a ser artesanos de la paz. Una paz que no sea teoría ni conformismo ni algo que como se piensa, se adquiere una vez por todas; sino una paz, resultado de un continuo esfuerzo. Una paz que sea fruto del amor expresado en una real fraternidad. En fin... una paz, que como dice el Papa Paulo VI, "depende de cada uno de nosotros y de la cual somos responsables."
En Navidad Jesús nos trajo también amor. El mero nacimiento de Cristo en el pobre establo de Belén, es una manifestación del gran amor de Dios al hombre. Dios nos amó primero nos dice San Juan en su primera carta. El nos dice también, que nosotros podemos ver a Dios amando a nuestros semejantes y que cuando decimos que amamos a Dios y odiamos a nuestros hermanos, mentimos. Yo quisiera que todos los esfuerzos humildes y diarios que hagamos lo realicemos por amor al lugar donde vivimos, dejando que otros multipliquen las proclamaciones enfáticas y muchas veces sólo líricas de su fe en Dios y en la humanidad.
Pero junto a la paz y al amor, Jesús nos trajo en Navidad también una tarea: la búsqueda de la justicia; una justicia que los cristianos hemos de enarbolarla con hechos concretos, convicción verdadera y empeño permanente a la luz de la Palabra de Dios; pues tal como dice Medellín en uno de sus documentos: "la búsqueda cristiana de la justicia es una exigencia bíblica". Que el Señor sea quien bendiga nuestro esfuerzo. GRACIAS.
Terminada la ceremonia la vida continuó su curso en medio de la expectativa y la esperanza.
8.- Nuevos protagonistas
Reflexión previa
Dije en párrafos anteriores que las familias representativas del lugar, hace años que salieron. Así fue. Otros habían fallecido, y unos poquísimos que tuvieron la valentía de quedarse estaban por salir (es el caso de la familia Jiménez Álvarez). En el centro parroquial, en esos años aciagos, prácticamente, no había con quien contar.
Bueno, pero... ¿Qué ha pasado con las personas que salieron? Casi todos se instalaron para siempre afuera. Los hijos de estos emigrantes de la "diáspora" se profesionalizaron y pasaron luego a engrosar el océano del anonimato urbano. De cepa ludeña hay médicos, abogados, profesores de todos los niveles, eclesiásticos, modestos escritores, administradores de empresas, comunicadores sociales, deportistas, artistas de música y otras destrezas. Muchos hay que han asumido importantísimos puestos en la administración gubernamental o privada. Otros, a base de esfuerzo, han montado sus propios negocios pequeños o grandes, como por ejemplo, el Dr. Isaac Álvarez Granda quien posee una de las más prestigiosas importadoras de instrumental médico del país y el Señor Angel Jiménez que con sus hijos ha formado la "`Compañía Jiménez" dedicada el transporte pesado.
Lamentablemente casi todos se olvidaron pronto de su tierra. No regresaban, y cuando lo hacían, iban como simples espectadores anónimos y extraños. Tampoco se notó nunca que se hayan involucrado por el progreso del suelo que les vio nacer. Eso mismo sucede ahora con los migrantes que han salido a otros países; en donde varios, han adquirido formación, experiencia y fortuna. ¿Modestia o indiferencia? ¡No sé! Tratándose de modestia, sería una excelente virtud de los ludenses, que como toda gente verdaderamente sabia, no le gusta presumir ni alardear de lo que es y de lo que tiene. Pero si se tratara de indiferencia; eso sí que sería grave, porque demostraría que los hijos de esta patria chica, hemos sido extremadamente débiles a la enfermedad social del individualismo y desidia que aqueja al mundo actual.
Labor de los misioneros del Verbo Divino
A partir de ahora y como respuesta a las circunstancias descritas, son otros los protagonistas del desenvolvimiento histórico de Ludo: Se trata de algunas personas de los sectores que temporal y coyunturalmente iban adquiriendo cierta notoriedad, más por el embrollo que por el trabajo.
Los recién llegados sacerdotes Cornelio y Kevin y algunos de los que les siguieron, concretamente, los Padres Timoteo Lehane (1987-1989) y Pedro Lenherr (1992-1997), cumplieron una labor destacada tanto en el ámbito material como pastoral. En este último campo, formando a las personas de los sectores a la luz de los documentos orientadores de la Iglesia, especialmente los documentos pastorales latinoamericanos: Medellín, Puebla y Santo Domingo.
Entre las obras materiales destacan dos: El servicio de la energía eléctrica y las carreteras a Sígsig y a algunos sectores de la parroquia. Si bien, estos adelantos son impulsados de manera natural por los cambios tecnológicos, sociales y políticos que se dan en el mundo y en el país, no por eso se ha de dejar de destacar la labor de quienes, sensibles a las necesidades circundantes, se hacen eco de ellas y lideran su alcance. Y esto es, precisamente, lo que hicieron estos recordados sacerdotes.
Las gestiones para la dotación del servicio eléctrico comenzaron en 1976, y su ejecución, que duró más de dos años de trabajo mediante mingas de los potenciales usuarios, en 1977. Para 1979 la energía eléctrica ya había llegado al centro parroquial y a sus principales anejos, y con ella, una nueva forma de vida con el uso de electrodomésticos que iban haciéndose comunes en toda la parroquia. Las líneas de conducción partían desde Quingeo.
La carretera a Sígsig comenzó a realizarse a través de mingas, pero pronto y precisamente gracias a las gestiones del Padre Cornelio, se obtuvo la ayuda del Consejo Provincial del Azuay presidido por el Dr. Javier Muñóz Chávez y otras entidades gubernamentales; gracias a la cual, para finales de 1982 la obra estaba concluida; y entonces, el transporte y la comunicación se vieron beneficiados en gran medida. [12]
También se logró una evangelización concientizadora y la organización del pueblo fueron los objetivos que se trazaron los misioneros. En el ámbito de la evangelización, se siguió la corriente que estaba en boga esos momentos en América Latina: la opción preferencial por los pobres y la búsqueda de una auténtica justicia social. Las celebraciones litúrgicas, las devociones populares, las fiestas patronales y todo cuanto tenía que ver con lo religioso tenía ese matiz y ese cuidado. En cuanto a la organización, vale anotar que a nivel interno se estructuraron comités sectoriales de desarrollo que a la postre han dado lugar al surgimiento de nuevos sectores o anejos como Sarar, Loma Larga, Cazhapugro, Tucto, entre otros. Mientras que a nivel externo, Ludo formó parte de UNINCA[13] (Unión Indígena Campesina del Azuay) y UNASAY (Unión campesina del Azuay) sobre todo; gracias a lo cual se pudieron canalizar ayudas de FODERUMA (Fondo de Desarrollo Rural Marginal) y otras provenientes de ONGs internacionales que, desafortunadamente con el pasar del tiempo, sólo han beneficiado a poquísimas personas, que ni siquiera lo utilizan con probidad. Hoy continúa con su apoyo la fundación RICHARINA = (Despertar) en todo aquello que se relaciona con la ecología.
Es el período de las famosas tiendas comunales, de los huertos comunitarios, de los clubes de madres, de las guarderías infantiles, de los comités de agua que tenían como finalidad entubar y distribuir el líquido vital etc. Todas secundadas por el Gobierno o por la iniciativa de algunas entidades particulares. Destacaron en estas andanzas, sucesivamente: Rodrigo Álvarez, Hilda Ordóñez, un ciudadano de apellido Guichay y Julia Yari.
Fue también ésta la época -concretamente en 1985- en la que, igual que en el resto del territorio ecuatoriano, se organizó el Seguro Social Campesino, cuyo centro de atención se lo ubicó en Loma Larga, por considerarlo un lugar céntrico para todos los usuarios y por estar en sintonía con las directrices de la entidad gubernamental. La Creación del Seguro Social, no afectó al Centro de Salud que fue instaurado a mediados de los años 70's, construyéndose al mismo tiempo el edificio que hoy necesita ya una ampliación.
La ORDENACIÓN SACERDOTAL DE JOSÉ BOLÍVAR JIMÉNEZ ALVAREZ en la Catedral de la Inmaculada de Cuenca el día martes 8 y la celebración de su primera misa en su tierra natal el domingo 13 de diciembre de 1981, constituyó ciertamente, un acontecimiento de trascendental importancia en estos años de crisis, porque fue motivo de encuentro fraterno y de fe entre los ludenses que permanecían en el lugar y los que salieron años antes.
Junto a este significativo hecho está también la VISITA DEL INMORTAL JUAN PABLO II A CUENCA, el miércoles 30 de marzo de 1985. Encuentro al que acudió todo el pueblo de Ludo con cantos, globos de múltiples colores y pancartas de bienvenida, para uniéndose al resto de católicos del austro en el parque de Miraflores, celebrar la Eucaristía con el Pastor Universal y darle infinitas gracias a Dios por tan singular bendición.
Con el Padre Pedro Lenherr hubo un profundo y serio trabajo pastoral. Lástima que no se la haya valorado en su verdadera dimensión. Este venerable sacerdote, además de cumplir fiel y ejemplarmente sus deberes sacerdotales, se preocupó de la reforestación del suelo y construcción de reservorios, y tuvo una gran sensibilidad para con las personas en extrema necesidad, a quienes ayudaba no sólo espiritualmente sino, incluso, económicamente. Su vehículo se convirtió en una especie de ambulancia disponible a cualquier hora del día o de la noche, y él, en una especie de chofer permanente.
Uno de los gravísimos problemas que le tocó enfrentar y combatir fue el alcoholismo, por lo que no tenía la aceptación de los expendedores de licor. Ya casi al finalizar su permanencia en Ludo, el Padre Lenherr tuvo el apoyo incondicional del Señor Angel G. Jiménez Álvarez, que vino a desempeñarse por un corto tiempo como Teniente Político, desde noviembre de 1996 a 15 octubre de 1997, fecha en que presenta su renuncia ante el Gobernador del Azuay. Vale anotar que este patriótico ludense tuvo que sacrificar trabajo y familia para aceptar este cargo que con tanto apremio le solicitó el Gobernador del Azuay de entonces, Felipe Vega de la Cuadra. Gracias a su presencia se comenzó a poner las cosas en orden y se hizo una administración de justicia competente, pues... hasta ese momento los Tenientes Políticos del país sí tenían autoridad legal y eran considerados como jueces de instrucción.
En medio de esta gran labor pastoral y social de los religiosos del Verbo Divino, no hemos de ignorar el trabajo silencioso pero eficaz de dos distinguidas misioneras seglares: la Señorita Burgi (Notburga Pfeiffer) de nacionalidad italiana; primero; y la Señorita Johanna Rohrmoser[14] de nacionalidad austriaca, después. Mucha gente de Ludo las recuerda con gratitud y afecto. Con la Señorita Johanna Rohrmoser no se ha perdido el nexo y varios ludenses mantienen fluida correspondencia con ella a través de las redes sociales, su contribución a mantener la memoria gráfica del "Ludo de la crisis y de la diáspora" es digna de aplauso, pues existe en la internet, más de un medio millar de fotos subidas por ella.
[1] CRESPO CORDERO, Luis "Un pueblo y un sacerdote" Editorial de Diario EL Mercurio, del domingo 12 de diciembre de 1982, pág. 4
[2] Hacia los años 50's comienza su labor la MISION ANDINA en el Ecuador que incluía también otros países como Perú y Bolivia. El eje central de este programa era el "desarrollo de la comunidad", para lo cual se desplegaron acciones importantes en el nivel organizativo; que, de acuerdo al Informe XX del Comité Administrativo de Coordinación al Consejo Económico y Social de Naciones Unidas del 18 de octubre de 1956, se entendían como elementos integrantes del desarrollo de la comunidad "aquellos procesos en cuya virtud los esfuerzos de una población se suman a los de su gobierno para mejorar las condiciones económicas, sociales y culturales de las comunidades, integrar a éstas en la vida del país y permitirles contribuir plenamente al progreso nacional". El citado documento añadía, además, que "en ese complejo de procesos intervienen (...) dos elementos esenciales: la participación de la población misma en los esfuerzos para mejorar su nivel de vida, dependiendo todo lo posible de su propia iniciativa y el suministro de servicios técnicos y de otro carácter en formas que estimulen la iniciativa, el esfuerzo propio y la ayuda mutua, y aumenten su eficacia". De ahí que, en el caso de Ludo, la carretera fue construida cooperativamente entre esta institución y la población.
[3] Pendoneros: Dícese de las personas que portan una bandera o una insignia. Borleros, personas que junto al pendonero, cogen en sus manos los hilos trenzados o cintas que cuelgan del estandarte.
[4] Muy cerca del lugar de su hermana Doña Julia María Álvarez Granda, fallecida muchos años antes.
[5] Por el año 1978 comienza a utilizarse el espacio exterior a los muros, encima del camino, porque la parte interior resultaba ya reducida. El primero en ser sepultado en este lugar fue el Señor Manuel Roberto Pesántez, en julio de ese año.
[6] En una piedra de la base consta una cruz y una inscripción que dice: 6 - 21 - 1940
[7] El Señor Manuel Mesías Pesántez Alvarez, falleció el lunes 10 de enero del 2013 a la edad de 90 años, a poquísimos días de haberme proporcionado tan importante información.
[8] Diáspora quiere decir dispersión, marcha, salida de grupos étnicos, abandonando su lugar de procedencia originaria y que se encuentran repartidos en diferentes lugares. Usualmente se ha empleado el término para referirse al exilio judío fuera de la Tierra de Israel y la posterior dispersión de este pueblo en todo el mundo. Utilizamos aquí por analogía este término para referirnos a la emigración de las familias ludenses en los años 70's, especialmente del centro, hecho que casi hace desaparecer a la parroquia.
[9] Diario "El Mercurio" de Cuenca - Ecuador. Lunes 7 de octubre del 2002. Pág. 4B
[10] El P. Cornelio Doogan que estuvo desde 1975 a 1981 recordando su llegada a Ludo como párroco me dice una e-mail recibido el 15 de febrero de este año 2013, estas evocadoras palabras: "Bolívar... Siempre recuerdo mi primera llegada a Ludo, no hubo paso por Garaushí y tuve que cruzar la montaña desde Quingeo, y los cuernos (se refiere al sonido de las quipas) soplando en cada loma avisando la llegada del curita nuevo, y la inmensa alegría de la gente por haber estado sin sacerdote por varios años, a pesar de que no sabían como iba a portarse aquel `chelito` extranjero. Ciertamente fue un momento muy emotivo que nunca he olvidado ni olvidaré. De alguna manera sentí fuertemente la presencia de mi madre que había fallecida poco tiempo antes. Por cierto he encontrado a Dios ahí en Ludo de una manera muy especial y tengo tantos preciosos recuerdos."
[11] El Padre Cornelio, empero, continuó hasta 1980 en Ludo trabajando empeñosamente para restaurar al pueblo que por la migración de sus hijos más representativos se había convertido en una aldea.
[12] Se trataba de la apertura de la trocha y cierta habilitación de la misma. La afirmación de la vía se hizo meses después.
[13] Esta Organización comenzó en 1976 con las parroquias San Juan y Shidmad a la que posteriormente se unieron Chordeleg, San Bartolomé, Ludo, San José de Raranga, Santa Ana y Quingéo. La organización publicaba regularmente un periódico informativo a mimeógrafo titulado "La Voz de UNINCA"
[14] La Señorita Johanna Rohrmoser, de la Organicacion "Österreichischer Entwichlungsdienst" (la misma a la que pertenece la Srta. Burgis) laboró como insigne misionera seglar en Ludo, desde marzo de 1980 hasta abril de 1985, luego fue en Turi.