Discurso con motivo de la presentación de los Símbolos parroquiales y el libro

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Por: Dr. José Bolívar Jiménez Alvarez

Sábado, 27 de abril del 2013

 

-        Dr. Dr. Juan Cordero Iñiguez - Director Nacional de la Academia Nacional de Historia y Cronista de Cuenca

-        Lcda. Aramita Jiménez - Alcaldesa de Sígsig y Miembros de la mesa directiva

-        Sr. Darío Gonzalo Jiménez Alvarez, Presidente del GAD parroquial de Ludo y miembros que lo conforman

-        Autoridades por la Provincia del Cantón y de la parroquia

-        Ludenses queridos que permanecen afincado a nuestro tierra

-        Ludenses que residiendo en otros lares se han dado cita hoy para festejar con alborozo los 150 años de existencia política de nuestra parroquia.

-        Señores Presidentes o delegados de los Gobiernos Autónomos Descentralizados de las parroquias hermanas que hoy nos honran con vuestra presencia

-        Amigos de Ludo y amigos personales míos de El Valle y Chiquintad

-        Señoras y Señores

 

Hace algunos meses a tras, tuve la sugerencia de mi hermano Darío Gonzalo -que hoy funge como presidente de la Ilustre Junta Parroquial de Ludo-, de que hiciera una breve REMEMBRANZA DE NUESTRA TIERRA en base a ciertos apuntes, que él sabía los guardaba yo, luego de haber investigando desde hace varios años. Acepté de inmediato la proposición, y pesando que -si de otros pueblos a los que he servido como párroco he tenido tanto interés y precaución por recuperar y escribir su memoria histórica, por qué, y con mayor razón, no lo voy hacer por el mío- y de inmediato puse manos a la obra y aquí está el resultado.

 

No si he logrado responder a la expectativa del peticionario y si lograré llenarla de cuantos lean, miren y reflexionen sobre lo relatado en la monografía, lo pintado en la bandera y en el escudo, y lo cantado en el himno. Pero me queda la satisfacción de haber hecho lo mejor que he podido, poniendo dedicación y cariño. ¡Eso sí!, procurando en todo momento no dejarme llevar por el sentimentalismo que tiene el peligro de obnubilar la realidad; y sí, utilizando ante todo, los ingredientes de la más absoluta lealtad a los más nobles sentimientos de los ludenses, y en la medida de los posible, a la más auténtica verdad histórica; aunque como sabemos, siendo esta una ciencia maravillosa es también la más esquiva, pues alrededor de un núcleo verdadero, el tiempo se encarga de agregar informaciones vagas, hechos confusos, historietas imaginativas, que el investigador tiene que catalizarlos racionalmente y con honestidad para redactar luego, de la mejor manera posible, aquello que refleje mejor la realidad de aquellos sucesos que no constatamos personalmente  pero que han dejado rastro.

 

En la BANDERA he tratado, en lo posible de respetar un bosquejo original que me fue presentado. Respecto de los colores he tenido que fijarme sobre todo en el carácter psicológico nuestro: el blanco, para expresar la honestidad, la pulcritud, el deseo de sapiencia que, de verdad, acuna nuestro corazón; el verde que nos habla de esperanza, porque es la virtud más permanente en todos, pero especialmente en nosotros que hemos tenido que esforzarnos para salir adelante y encontrar nuestro sitio correcto en la sociedad; el amarillo, por el anhelo de riqueza espiritual que siempre estamos buscando para ser mejores ciudadanos y mejores cristianos.

 

En el ESCUDO lo que resalta a la vista es nuestro amor patrio tanto a la nación ecuatoriana como a la tierra que nos vio nacer, es por eso que se entrecruzan las dos banderas. También, lo propio de nuestro paisaje y de su producción agrícola y artesanal. Así mismo, a través de la silueta de la torre del templo parroquial terminado en junio de 1926 y el lema de la banderola, la fe y el programa de vida que pese a la distancia nos debe mantener unidos como anteriormente mantuvo unidos a nuestros antepasados que nos dejaron lecciones de hidalguía, bondad, solidaridad, lealtad; valores que los debemos practicar pese a tener una atmósfera adversa en la que el tener es más importante que el ser.

 

En la MONOGRAFÍA, no hago otra cosa que describir la GEOGRAFÍA de nuestro hábitat para muchos -antagónicamente- tan repisada y desconocida a la vez, y la HISTORIA, a través de la cual podemos -hasta donde es posible- zambullirnos en el pasado para descubrir elementos de conexión con lo que parece pertenecernos; conocer nuestros orígenes; deleitarnos con los pequeños y al mismo tiempo grandes que dieron nuestros ancestros; valorar lo que somos; preservar nuestra identidad y proyectar nuestro futuro.

 

Ustedes tendrán la oportunidad a través de las páginas dedicadas a este tema, que tiene como telón de fondo la época colonial y republicana...

 

De saber desde cuándo nuestra tierra impresiona a los conquistadores y comienza a merecer la atención de los investigadores. La primera referencia -según Jiménez de la Espada en sus "Relaciones Geográficas de Indias"-, parece ser la escrita en 1574 y en el  informe dado por Fray Domingo de los Ángeles en 1582.

 

De conocer que sucedió en las postrimerías de la colonia es decir, durante el siglo XVIII con la presencia del Don Sebastián Jiménez de Lugo en nuestro suelo.

 

De enterarse de la realidad poblacional al comenzar el siglo XIX según el informe dado por José Ochoa Serrano, el Dr. Juan Aguilar Cubillos, Gregorio Ataribana, Doroteo Delgado y Fernando Calle -autoridades de San Bartolo-, que el 15 de febrero de 1808 elevan a sus superiores.

 

De tomar conciencia del  modesto aporte, pero al fin y al cabo aporte, que Ludo junto a las poblaciones vecinas dio con motivo los disturbios independistas de 1820 cuando se creó la efímera república de Cuenca.  Podrán, asimismo,

 

Tener certeza de las fechas de la fundación, tanto civil como eclesiástica; de sus llamativos comienzos y de su desarrollo posterior; e

 

informarse que de 1900 a nuestros días nuestro pueblo ha tenido que soportar a la menos tres períodos claramente definidos: 1.- El del Ludo clásico con el protagonismo de familias distinguidas que al iniciarse la segunda mitad de la centuria tuvieron que migrar a otros lares del país; 2.- El del Ludo, que yo llamo, de la diáspora, la crisis y la transición, que comienza a finales de los años 60`s y se prolonga hasta terminar el siglo; y 3.-  El del Ludo actual, que gracias a la visión y al empeño patriótico del presidente de la Junta Parroquial, con la ayuda de los diferentes estamentos gubernamentales y los líderes de las comunidades, se catapulta hacia un futuro prometedor; hecho importantísimo, ciertamente, que podrá llevar a Ludo a la cumbre, en caso de que las nuevas autoridades de la parroquia, decidan mantener este espíritu optimista, olvidándose de la politiquería pasajera y mortalmente dañina que a menudo suele afectar de muerte a la sociedad..

 

EN CUANTO AL NOMBRE: Ludo,  tan imaginativamente embrollado por algunas personas, después de una seria investigación muy bien documentada, se ha llegado a una explicación racional y convincente. Es a raíz de la presencia de Don Sebastián de Lugo en nuestra tierra, quien vino a cumplir un cometido dado por las autoridades reales, cuando a este rincón se le comienza a llamar así, en referencia a este personaje, cuyo gentilicio "lugueño" impresionó a los vecinos de la comarca, los que pronunciándolo incorrectamente decían "dudeño" y a su entorno geográfico: Ludo.

 

Hablar de historia es también hablar de vivencias concretas sobre todo cuando nosotros mismos hemos sido los protagonistas. Es por ello que luego de hacer una breve remembranza en el cap. III de personajes importantes y luego de tratar someramente en el cap. IV  lo relacionado con las entidades públicas y privadas existentes en nuestro medio, -las que tienen su historia particular-, el cap. V lo dedico a hablar de nosotros; es decir, de todos ustedes ludenses aquí presentes que junto a mí y a muchos que han partido a la eternidad fuimos protagonistas. Este acápite está bajo el título de ·"historias y anécdotas con sabor a nostalgia"; pues... quiénes de los que estamos aquí y hemos pasado los 40 años no recordamos como eran aquellos tiempos, los de la década de los 60's  y 70's: La invitación a los compadres; Los capillos; La manera de celebrar los matrimonios que algo nos decía del rango social al que pertenecían las parejas; Los velorios; El Cabildo; Las fiestas religiosas especialmente la del 14 de septiembre; La quema de las "barbas de San Pedro" en Junio; La galantería juvenil, sobretodo la vivida por los muchachos y muchachas de Hato Bolo; Las fiestas que se armaban bajo la animación de las emisoras de los saludos musicales: Tarqui y Popular; La manera delicada de cómo se recibía a los sacerdotes; Las visitas pastorales de los párrocos; El transporte entre los años 50's y 90's cuando el protagonista fue el tan popular Señor Leopoldo Pesántez; Las correrías por los puestos burocráticos que tanto alborotaban a algunas familias del pueblo; Los bandos para hacer conocer a la ciudadanía las nuevas leyes y las disposiciones de las autoridades; Las inmortales horas sociales que como expresión del más refinado arte cultural organizábamos la juventud de entonces; Los deportes y sus espacios; Los juegos que entretenían y mantenían la inocencia de los niños; Las artes y oficios de antaño -pues Ludo tuvo de todo en aquellos años de pocas exigencias-; Las escuelas y primeros colegiales que nos habla del la sed del saber, que gracias a Dios y al esfuerzo personal, ha sido mitigada por varios de ustedes o por vuestros hijos al convertirse en eficientes profesionales, y que Ludo, bajo el manto de la modestia los tiene en abundancia y en diversas ramas; La colonia de ludenses residentes en Cuenca que por empeño de un ludense de corazón, hijo adoptivo de Ludo y en varias ocasiones designado "ciudadano ilustre de Ludo" por las autoridades de antaño, como es el Sr. Luis Rómulo Guamám, se fundó en los años 70's con varios de los aquí presentes y dejó huellas. En fin se trata de un capítulo que habla de muchos temas y he querido contarlos con agilidad y buen humor para hacer agradable la lectura.

 

El trabajo concluye con un florilegio de composiciones líricas realizadas, más que nada, al calor del cariño y del amor a la cuna o a las personas que hacen honra a la tierra. Es el pensamiento de algunos ustedes los que quedan perennizados en estas páginas; como ya se ha perennizado el artículo que como editorial fue publicado en Diario El Mercurio el 12 de diciembre de 1982, en el que el inmortal escritor y hombre público de noble linaje como fue el Doctor Luis Cordero Crespo, compuso para homenajear a este servidor con motivo de su primer aniversario de ordenación sacerdotal, en el que derrama abundante luz sobre nuestro pueblo.

 

Esta obra es modesta, y si tiene un mérito, no es otro que el de servir de simiente para futuras investigaciones que alguien hará. Estas son solamente algunas pinceladas; pinceladas que sin embargo tienen en el texto de su presentación un sello brillante, el impuesto mediante  expresiones, amables, generosas y sinceras de quien es la máxima autoridad en historia y en otras áreas del saber en nuestro país, el Dr. JUAN CORDERO IÑIGUEZ, Director de la Academia Nacional de Historia, catedrático, político destacado, fundador del Museo de las Culturas Aborígenes único en el país y quizá en América y cronista de la ciudad de Cuenca.  Sus palabras vertidas en la presentación del libro y su presencia en medio de nosotros -como ha dicho el Presidente de la Junta Parroquial-  es un  verdadero honor para la parroquia que jamás olvidará; y para mí, no solo un estímulo que da seguridad a mis investigaciones, sino un invalorable premio a mis empeños. Gracias, Dr. Juan Cordero por ello. Su nombre estará siempre presente entre nosotros.

 

Finalmente, quiero hablarles del HIMNO, lo he dejado a propósito para este momento, porque es con las palabras como puede expresare fehacientemente la realidad, describirla y hacerla melodía, como tan profesionalmente ha sido ya hecha por el compositor de la música el Sr. Profesor Honorio Ochoa Patiño, a quien agradezco por ello y por su presencia, a través de un  representante suyo, en medio de nosotros.

 

En este cántico, después de expresar que ajenos a lo que puedan pensar o ignorar de de nosotros los otros pueblos, manifiesta a mucha honra lo que Ludo es, tiene y aspira. Ludo es en realidad -como ya canturrearemos después de algunos instante-, para la mayoría de ciudadanos "un ignoto tesoro, del Azuay escondida flor, del gran mundo rincón ignorado",  pero para nosotros su hijos, "grandeza y honor". Ludo tiene un hijo predilecto Gaspar Sangurima López, seguro referente de superación que junto a otros ciudadanos ilustres constituyen estrellas en el firmamento comarcano; también a un legendario afluente del Amazonas: al "río Bolo lagrima del cielo que vida otorga al agro fecundo y da a todo hombre frescura y solas". Así mismo  unos legendarios y prósperos sectores y que circundan a la cabecera parroquial cual "gargantilla de grana y rubíes" dando serenidad a fu faz. Y Ludo  ASPIRA llevar a todo el mundo "gravada su paz". Y aquí está nuestra tarea ludenses que me escuchan; aquí esta muestro reto; aquí está nuestro compromiso, os convoco a ser más patriotas, más solidarios, más cristianos porque el alma del cristianismo es el amor. Y recordemos siempre, a cada instante, en todos los momentos de nostalgia que: "no es la tierra la que hace grandiosos a los hombres; son los hombres los que hacen grandiosa a su tierra". GRACIAS POR ESTAR AQUÍ Y GRACIAS POR HABERME ESCUCHADO.