Los capillos

Era costumbre, no solamente en Ludo sino en todos los pueblos rurales así como en la ciudad, que los padrinos del bautizo regalaran dinero a los presentes, a estas dádivas se las llamaba "capillos". Lo hacían de la siguiente manera:

 

Ya, antes de ir al templo para bautizar a un infante -que en los años 60's se lo hacía en cualquier día de la semana y a cualquier hora, siguiendo el muy significativo ritual tridentino-, quienes habían sido designados padrinos cambiaban en las tiendas los billetes en monedas de menor valor: en medios, en reales, en pesetas, en cinqueños ó, en sucres, con las que llenaban sus bolsillos. Terminada la ceremonia y al salir del templo, luego de haberle dado al sacerdote, al sacristán y a los acólitos los correspondientes estipendios, los padrinos echaban al aire las monedas que eran con alborozo recogidas por los presentes, especialmente por los niños que estaban a la caza de padrinos cada vez que veían a una señora ó "cuzha mama"[1] como se llamaba a la encargada de llevar al bebé al templo.

En Ludo los párrocos habían establecido que, previo a la administración de los sacramentos del bautismo y el matrimonio, los interesados cumplieran con una tarea a favor de la Iglesia. En tal virtud, cuando se trataba de un bautismo el papá de un niño, o tratándose de matrimonio el novio,  hacía llegar al síndico una mula de leña; ó, una de abono. Artículos absolutamente necesarios en aquellos tiempos en que se cocinaba con leña y era necesario abonar el terreno -la cuadra o solar de la Iglesia-, en donde los y las empleadas de la casa parroquial cultivaban las huertas.



[1]    Cuzha mama = nana de casa, nodriza