Las escuelas y los primeros colegiales

Como es conocido en nuestro país la educación formal, que tuvo sus inicios en la época del Gran Presidente García Moreno, no se generalizó sino hasta bien entrado el Siglo XX. No era común, por lo tanto, que las personas fueran al colegio. Los más afortunados sólo llegaban a concluir la primaria de 6 grados. Primaria que, eso sí, era de calidad, comparable con lo que hoy serían los primeros años de universidad y más.

 

El libro de texto básico de nuestros bisabuelos y abuelos había sido el llamado "Catón Cristiano" -del que afortunadamente guardo una copia-; se trataba de un pequeño folletito de no más de unas 30 páginas que enseñaba al mismo tiempo, utilizando una pedagogía combinada: escritura, gramática, caligrafía, pronunciación, poesías, urbanidad, religión, rudimentos de geometría; y, en aritmética, las 4 operaciones fundamentales. Posteriormente vinieron los que utilizaron nuestros padres, los famosos libros: "Semillitas", "Amiguitos" y "Tierra Natal". De nuestra niñez datan los libros: "Alborada", "Leamos", "Escolar ecuatoriano" "Lugar Natal", "Manojo de Flores", "Bajo el cielo de América", "Viajemos por el mundo" y las clásicas enciclopedias LNS para todos los grados. Los niños que siguieron a nuestra generación, estudiaron con el libro "Caritas alegres".

 

A principios del siglo XX como es obvio -pues esto mismo sucedía, incluso, en los cantones-, no había, sino pocas escuelas del Estado o de los Municipios; sin embargo existían muchas informales pagadas por los padres de familia; quienes ponían bajo el cuidado esmerado de maestros autodidactos, no solamente la instrucción sino la educación integral de sus pequeños. En Ludo en las primeras décadas del siglo pasado habían destacado como profesores los Señores: Lucas de Jesús Álvarez Iñiguez (mi bisabuelo), Lucas y Ernesto Samaniego Pesántez, Juan Pio Ayora, Rosalía Álvarez Granda y María Angelina Delgado Alvarez.[1]

 

En el país mismo, los colegios que eran privilegio sólo de las ciudades, comenzaron a ser creados y a generalizarse a partir de los años 70's, época de la Junta Militar presidida por el General Rodríguez Lara. Casi todos los cantones y parroquias, siguiendo el llamado Plan de la "Revolución Agraria", comenzaron a tener sus colegios agronómicos. Lástima que posteriormente éstos se degeneraron por falta de infraestructura, la mala calidad del profesorado y los deficientes programas de estudio mal copiados y peor ejecutados que, con esta misma modalidad, continúan hasta hoy y peor.

 

Las escuelas más antiguas de Ludo, creadas todas por impulso e iniciativa del Padre Luis Benigno Torres entre los años 30's y 50's del siglo pasado, son las siguientes:

 

La Escuela Central "Agustín Iglesias"[2]. El nombre se debe a "uno de los más distinguidos abogados, matemáticos y topógrafos con que ha contado el Azuay. Su carácter rectilíneo y su acertada pluma le engolfó a veces en agrias polémicas, aunque en las más de las ocasiones tuvo la razón y la justicia de su parte. Muchas de sus producciones científicas corren publicadas en la Revista del Centro de Estudios Históricos y Geográficos del Azuay. Sus Artículos sobre La Condamine y su misión, han sido grandemente encomiados por la Academia de ciencias de Francia."[3]

 

Escuela "Elías Brito Galarza". Destacado sacerdote salesiano nacido en el Sígsig el 2 de febrero de 1908 y fallecido en Quito el 6 de julio de 1960, uno de los primeros ecuatorianos de la Congregación que fue ordenado sacerdote en Turín Italia en 1933. Este insigne misionero, escritor  y orador polémico tiene sus ancestros aquí; dos de sus tías religiosas de la Congregación de María Auxiliadora, Sor Matilde y Sor Cristina son nacidas aquí, en la parcialidad El Rodeo.   

 

Esta unidad educativa que comienza a funcionar desde la tercera década del siglo XX sin nombre, pues el nombre: "Elías Brito" fue designado oficialmente  el 15 de octubre de 1959 a petición de los Señores Octavio Zúñiga y Primitivo Sarmiento, tuvo como primera profesora a la normalista Señora Enriqueta Arévalo. Hoy en día, pese a que tiene poco alumnado por aquello de la migración y un local muy modesto, es un plantel de altura: posee símbolos y un hermoso himno escrito por el Lcdo. Angel Gordillo M.[4]

 

Escuela "Luis Benigno Torres" de Buenavista. "Sacerdote inteligente, de vida Modesta y ejemplar. Cuando Cura de almas de Ludo, edificó (en palabras de Alfonso Cordero Palacios) seis modernísimos locales escolares y dejó otros tres a punto de ser terminados. Por esta razón es la parroquia de Ludo, entre las de la Provincia, la que cuenta con el mayor número de casas de escuela, y con las de mejor presentación. Los pobladores de Ludo llaman a sus escuelas: ‘Las escuelas Benigno Torres'."[5]

 

Escuela: "Manuel J. Salcedo" de Hato Bolo. Este nombre, que recuerda a un poeta natural y espontáneo, de versificación corriente como agua cristalina y de hondos y muy sentidos afectos, sin embargo de que fue eminentemente popular en su tiempo, hoy casi no se lo recuerda. Como abogado dejó nombre bien puesto dentro del foro azuayo. Por la integridad de su actuación, y porque en muchas ocasiones, antes de estimular un litigio, lo terminaba poniendo la paz a los contendientes.

 

Escuela "Diego Abad Cepeda" de Sérrag. Teólogo, orador y literato cuencano. Rector de la Universidad de San Gregorio de Quito, enviado a España en 1685, para procurador de los jesuitas de la Provincia ecuatoriana.

 

Escuela "Alejandro Rodríguez" de Collana. Sacerdote que laboró como pocos en la defensa de la causa americana frente al poderío colonial español. Dice la tradición que, en sus visitas pastorales exhortaba a su grey a seguir y cultivar el ideal de la Independencia. El Maestro Fray Alejandro Rodríguez, es uno de los primeros que firma al pie de la Constitución de Cuenca, en 1820, como ‘Diputado de las Religiones'." (Respecto de las nuevas escuelas creadas a partir de 1980, favor ver la nota)[6]

 

Anotado lo anterior, es bueno para la historia consignar algunos datos más. 

 

Los primeros en salir a estudiar fuera de la parroquia permaneciendo todavía sus familiares aquí[7] en escuelas particulares fueron los hijos de los señores Miguel Urdiález e Isaura Pesántez: Angel, Gustavo, Lauro, Jorge, Isabel, Alicia y Teófilo; quienes fueron a las escuelas del Cantón. En esa misma época lo hicieron también: José Bolívar e Hilda María Jiménez Álvarez; pues... sus padre Don Luis Antonio y Doña Carmelina Álvarez, ávidos de que sus hijos tuvieran desde el principio una buena formación intelectual les matricularon en las escuelas "Domingo Savio" y "María Mazzarello", ambas regentadas por la Congregación Salesiana, en donde gracias a Dios se destacaron ocupando los primeros puestos por lo que ambos fueron galardonados con diplomas que hasta la fecha son guardados con gratitud por la familia.

 

Carmela Cumandá y Carlos René Delgado Alvarez, lo mismo que Pachuco Pesántez y sus hermanos,  también salieron en esta época pero lo hicieron con sus respectivas familias.

 

En cuanto al Colegio, todo comenzó cuando en 1968 y en 1969, en medio de la expectativa de la parroquia, las adolescentes Esthela y Marlene, hijas de los esposos Héctor Jiménez y Adela Pesántez; José Pesántez, hijo de José Pesántez (padre) y Casilda Pesántez, son envidos a estudiar en colegios de la ciudad. Ese mismo año: Hilda María Jiménez Álvarez ingresa en el Colegio María Auxiliadora de Quito, y su hermano mayor, José Bolívar en el Seminario Menor "San Luis Gonzaga" de Cuenca, realizando todos sus estudios en el prestigioso Colegio Orientalista Salesiano en donde se gradúa de bachiller en Humanidades Modernas en 1975.

 

En el segundo lustro de los años 70's hay una nueva oleada de estudiantes, lo hacen en la parroquia Quingeo, cuyo colegio fue creado a impulso de los misioneros del Verbo Divino. De Ludo acuden a este plantel de segunda enseñanza, entre otros: Darío Gonzalo Jiménez Álvarez, Juan Quezada Brito, Roldán Pesántez Pesántez y Lauro Chacha Ayora.

[1]    Era la época en que se utilizaba como material escolar pizarra y lápiz de piedra; y los más adelantados, los que ya sabían escribir con buena caligrafía, papel, tinta y pluma. Esta modalidad estaba vigente en Ludo y en la provincia hasta finales de los años 50's. A partir de los 60's, se hizo común, la utilización de bonitos cuadernos, marca Austral, que desde los años 40's, los fabricaba y comercializaba "papelería Molina" que, en Cuenca, tenía sus instalaciones en la Calle Larga.

 

[2]    Los Datos biográficos de todos los patronos de las escuelas los tomo literalmente del librito "Patronos de algunas Escuelas Primarias de la Provincia del Azuay" del  escritor ALFONSO CORDERO PALACIOS, escrito en los años 50's pero editado en Cuenca en 1985.

 

[3] Para saber más sobre Agustín Iglesias Linares, favor remitirse a la Página Web: http://www.diccionariobiograficoecuador.com/tomos/tomo17/i1.htm, en la que el escritor Rodolfo Pérez Pimentel, autor del "Diccionario Biográfico del Ecuador", comienza diciendo que: "Agustín Iglesias Linares  nació en Cuenca el 29 de Julio de 1.862 en la casa vecina a la esquinera de la plazoleta de San Francisco y fueron sus padres el Dr. Crisanto Linares y N. Iglesias, hija del español Esteban Iglesias llegado a América en el séquito del Obispo Andrés Quintián y Ponte de Andrade, que tan activa participación tuvo para impedir el triunfo de la revolución quiteña del 10 de Agosto de 1.809. ... y que murió en El valle de Yunguilla el 20 de marzo de 1944"

 

[4]     Tanto el himno como los símbolos pueden ser apreciados en la obra "Historia de un sacerdote - Hombre Corazón de Oro" escrita por Sor Marieta Brito Zúñiga EN 1998; págs. 145 y 247

 

[5]    Esta escuela, que antes los años 40's funcionaba sin nombre y que quizá fue auspiciada por el Municipio de Sígsig, funcionaba en una antiquísima capilla de una propiedad que pertenecía a los dominicanos y luego a la familia Cabrera Torres, allá en el sector de la loma de La Cría. Ese lugar, en el que pude cuando niño constatar las ruinas de unas viejas paredes del edificio, pasó luego a pertenecer a la familia Urdiález-Orellana y hace algunos años solamente a la familia Beltrán-Avila.

 

[6]    En la actualidad hay otras escuelas en los nuevos sectores de las cuales traté brevemente al hablar de ellos (cf. Págs. 14 a 17). Vale anotar que a la escuela de Collana se lo ha cambiado el nombre. Hoy esta se denomina "Escuela 5 de febrero". Razones: quizá la ignorancia histórica de no conocer a estos insignes personajes y su obra; también el atrevido irrespeto a los fundadores que sí sabían por qué designaron con estos nombres a sus unidades; y por último, el acostumbrado atropello a las comunidades por parte de extrañas autoridades, que sin consultar ni contar con su aprobación hacen lo que les viene en gana.

 

[7]    Decimos: "Permaneciendo todavía sus familiares aquí"; pues muchos ludenses ya antes de esta época ó durante ella salieron con el mismo propósito pero junto a los suyos, y aunque consiguieron éxito, lamentablemente se desarraigaron de su tierra.