Las “Horas Sociales”, expresión del más refinado arte cultural

Se conocía como "horas sociales" a las reuniones populares en las que, actores y público se congregaban para disfrutar de unos momentos de recreación; es decir, de un tiempo de entretenimiento y diversión.

 

Antes de que la Tv. y los videos se popularizaran, esa era la manera corriente de deleitarse; de pasar unos momentos de ocio; de conocer artistas, cantantes, actores; de probar y ejercer las habilidades personales para el teatro, la música, el baile, la danza, la poesía, la comedia, el melodrama, la prestidigitación, etc.

 

Esta manifestación cultural se cultivaba principalmente en las escuelas. Eran los profesores; en ese entonces personas con verdadera vocación, altísima preparación intelectual, fino sentido común y celosos cultores del arte en sus diferentes manifestaciones, quienes se preocupaban de entusiasmar y adiestrar en este campo a los niños y educarlos para que, mediante el ejercicio de "actor" o de "actríz", pudieran desarrollar desde muy temprano la capacidad de descubrir y ejercer sus propios talentos, de expresarse correctamente y de comunicarse con soltura  con un auditorio.

 

Navidad; la fiesta Cívica del 24 de mayo que se celebraba con izada de la bandera, desfiles y sendos discursos conmemorativos; la visita de los Señores Supervisores, a quienes se les recibía con aplausos y haciendo calle de honor, y ante quienes, con la presencia de los padres de familia, se examinaba a los niños grado por grado; y, el fin del año académico, eran las fechas predilectas que sellaban con una "hora social".

 

Pero esta expresión cultural y recreativa no se circunscribía al ámbito escolar y a las fechas anotadas, solamente; sino que se lo hacía también en otras. En Ludo, la fiesta del 14 de septiembre en honor al Señor de los Milagros, tenía este timbre maravilloso en la década de los años 60's y 70's. Destacaban en la organización del evento y su desarrollo la juventud de aquel entonces conformada por:  Esther Pesántez de Ríos; Alcibíades Jiménez; Esthela y Marlene Jiménez; Angel y Cristina Álvarez; Carmela Cumandá Delgado; Felicia Fernández; Graciela, Tarquino y Agustín Pesántez; Alberto Jiménez; Gilberto Brito; Silvio Arévalo; Raúl Jiménez; Norma Pesántez; Gerardo Álvarez Granda; Gerardo Pesántez; René Delgado, Ligia Brito; Hilda, Angel y Flavio Jiménez A.; siendo también parte del elenco, este modesto servidor.

 

Esta nostálgica costumbre dejó de practicarse, porque los últimos protagonistas asumieron la responsabilidad de padres de familia o de profesionales y muchos tuvieron que salir, como hemos anotado ya, a la diáspora obligatoria, por las circunstancias de transición que se dieron en esos años.